Tranquila y placentera. Así se podría describir la experiencia que supone pasear por entre las calles del barrio de Thissio, a los pies de la Acrópolis. Especialmente durante la jornada vespertina, cuando la intensidad de la luz se va dulcificando, tiñendo de suaves colores una escena que va adquiriendo un fuerte sabor a barrio añejo. Entre cafés, terrazas y elegantes edificios, uno tiene la sensación de estar caminando por un barrio residencial que quedó atrapado en el tiempo, ajeno a las prisas que dominan la metrópoli, pese a encontrarse en pleno casco histórico. Como telón de fondo, la armónica figura del Templo de Hefesto, rodeada del verde de los jardines circundantes. Años atrás se consideró que era un templo consagrado a Teseo, el héroe ateniense que dio muerte al Minotauro en un capítulo de la mitología griega. De ahí que el lugar tomara su nombre, Thisseio. Unos metros más allá se encuentra la Plaza Assomaton, sobre la que se erige la coqueta iglesia de Agioi Assomatoi.
Thisseio prolonga su encanto a través de la calle peatonal de Dinísiou Areopagítou (Dionisio Areopagita), que ofrece una constante panorámica del Partenón, desembocando en las puertas del Museo de la Acrópolis. Un recorrido sencillamente delicioso.
Flirteando con la ley otomana que impedía tirar abajo las casas de nueva construcción, completaban las obras durante la noche, haciendo caso omiso del decreto que establecía que el lugar debía ser considerado como área arqueológica.
El barrio de Thisseio, colindante con el Ágora de Atenas, el Barrio de Plaka y el Recinto arqueológico de Keramikos. Dispone de su propia estación de metro.