Epidauro | Grecia

Historia de Epidauro

Historia de Epidauro, Grecia

Epidauro en la historia de Grecia

La antigua ciudad de Epidauro estaba en la península de Aktí (hoy llamada Nisí) a unos 9 km del santuario. Su nombre proviene de la locución griega epi tis auras (“sobre la brisa”). La ciudad aparece citada por Homero en el famoso Catálogo de las naves del Canto II de la Ilíada y a ella se refiere el poeta como «Epidauro, la de los buenos viñedos».

Era una de las principales ciudades comerciales del Peloponeso, tanto es así que disponía de colonias en las islas de Égina, Kos, Kálimos y Nísiros. Epidauro siempre apostó por el régimen oligárquico, lo que la hizo, por una parte, ganarse las simpatías de Esparta hasta la formación de la Liga Aquea, y por otra, ganarse la enemistad de Argos, la capital de la Argólida, una vez que en ésta se instauró la democracia.

En el siglo VII a.C., Proclés, tirano de Epidauro, tuvo una muy buena idea para que los argivos no intentaran someterles. Había un antiguo asentamiento dórico que había sobrevivido en la frontera entre los territorios de Epidauro y los de Argos, concretamente en la cima del monte Kinortion, y en él levantó Proclés un santuario en honor de Apolo, el dios favorito de los corintios, tradicionales enemigos de los argivos. Aquí se adoraba a Apolo bajo el epónimo de Maleatas, nombre que tenía relación con el de una antigua divinidad griega que había recibido culto en el lugar durante siglos. Restos de este antiguo santuario han salido a la luz cerca del Asclepeion de Epidauro.

Automáticamente, los de Epidauro se ganaron la amistad y la protección de los corintios. Y por si esto fuera poco, Proclés casó a su hija Mélisa con Períandro, el célebre tirano de Corinto. Y así fue como, después del culto a Apolo en la región, surgió como una lógica continuación el culto a Asclepio, el hijo del dios. Este centro de culto alcanzó rápidamente un gran prestigio entre todos los habitantes del Peloponeso. Alrededor del siglo VI a.C., el culto a Asclepio y las aguas de los generosos manantiales del monte Kinortion se trasladaron al valle, sin que dejase de funcionar el santuario de la montaña.

La ciudad participó en la segunda guerra Médica con el envío de naves a las batallas de Artemisio y Salamina y tropas de tierra a Platea. Al terminar la contienda, Epidauro se alió con Esparta y entró a formar parte de la Liga del Peloponeso. Ya en los prolegómenos de la guerra del Peloponeso la vemos suministrando trirremes a Corinto. En plena guerra, en el 419 a.C., los argivos, sus tradicionales enemigos, intentaron conquistar la ciudad pero fueron rechazados.

En el siglo IV a.C., el santuario se convirtió en uno de los principales lugares sagrados del mundo griego. Fue sometido a una intensa actividad de construcción desde el 380 a.C., cuando se levantaron el templo de Asclepio, el Tholos, el teatro y algunos pequeños templos.

Cuando se introdujeron los Juegos en las ceremonias llamadas Asclepia se añadió el gimnasio, la palestra, el estadio y la mayoría de pórticos y termas. Epidauro fue una de las últimas ciudades del Peloponeso en adherirse a la Liga Aquea y en 225 a.C. fue tomada por Esparta. Más tarde, toda la Liga se aliaría con Roma con la que firmaría un tratado de paz en 198 a.C. Bajo dominio romano, la ciudad había perdido toda su importancia y era prácticamente el puerto del templo de Asclepio. El santuario fue destruido por los godos de Alarico en el 395 d.C.