El Peloponeso | Micenas

Historia de Micenas

Historia de Micenas

La historia de Micenas hasta su destrucción es relativamente corta. Sobre sus ruinas continuó la vida y la gente se asentó sobre los restos de la fortaleza y en sus alrededores en épocas posteriores. En cualquier caso, sólo resumiremos lo que fue la historia de su periodo de esplendor.

Los primeros indicios de una nueva civilización en la zona, la civilización micénica, proceden de las tumbas del círculo B, en el exterior de la fortaleza, que se remontan al periodo 1650 a.C. – 1550 a.C. Las estelas de piedra que las señalaban tenían relieves muy toscos: representaciones figuradas con escenas de carro (rituales de caza o de guerra) y otros asuntos y geometrismos decorativos de inspiración minoica.

En esa época es probable que existiese algún tipo de palacio en la cima de la colina pues ruinas de murallas se han encontrado en estratos inferiores bajo los restos del palacio que contemplamos hoy en día.

El círculo A es de fecha algo posterior. Se fecha entre el 1600 a.C. y el 1500 a.C. y contenía elementos funerarios muy ricos, mucho más ricos en general que los del círculo B.

Los círculos no revelan un enriquecimiento súbito, sino el resultado de un proceso largo, que afectó a varias generaciones durante más de un siglo.

Micenas alcanzó su máximo esplendor hacia el 1400 a.C. En torno al 1350 a.C. en lo alto de la colina nos encontramos ya con fuertes murallas que rodeaban a un palacio real.

Hacia el 1250 a.C. las murallas se ampliaron hacia el oeste, a unos 40 m del núcleo palacial, para acoger las tumbas del círculo A. Se aprovechó ya para construir una nueva puerta, llamada hoy en día Puerta de los Leones, un gran bastión pegado a la puerta, a la mano derecha de la entrada, y otra puerta en la zona este de las primitivas murallas, conocida como la Puerta Norte.

Hacia 1230 a.C., un incendio destruyó las casas situadas al pie de la colina y debilitó las nuevas murallas del lado oeste. Se procedió entonces a reconstruir ciertos edificios y a reforzar el tramo de la muralla que había quedado dañado.

Hacia 1210 a.C. las murallas fueron modificadas de nuevo, en la esquina sureste, para incluir, por razones estratégicas la entrada a la cisterna subterránea dentro de la zona protegida.

Como sucedió en otros centros micénicos, la destrucción de la fortaleza acaeció en torno al 1200 a.C. Las devastaciones parece que fueron debidas a un devastador terremoto. Pero su final no se debió tanto a la catástrofe en sí misma sino a sus efectos sobre una economía que se encontraba al límite de sus fuerzas y que seguramente ya sufría las consecuencias de una reducción del comercio y la consiguiente escasez de materias primas.