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En el año 490 a.C. tuvo lugar una de las batallas épicas de la Antigüedad, a la postre, la primera de las Guerras Médicas que durante el siglo V a.C. enfrentaron a griegos y persas. Al este de Atenas, en la llanura de Maratón junto a la costa ática, atenienses y platenses derrotaron a las tropas persas. Según cuenta la leyenda, nada más finalizar la contienda, el hoplita Filípides recorrió sin tregua la distancia aproximada de 42 kilómetros que separaba Atenas del lugar del enfrentamiento para dar la noticia del triunfo a sus compatriotas, exclamando Niké! (¡victoria!), antes de exhalar su último suspiro, agotado por el esfuerzo. Ficción o realidad, existen diversas versiones al respecto. Pero lo que sí parece cierto, según narran los historiadores del mundo antiguo, es que parte del contingente heleno, una vez finalizado el envite, volvió a la carrera desde el campo de batalla para defender a la ciudad de la inminente amenaza enemiga, adelantándose a los persas. Estos habían vuelto a sus naves y, tras doblar el Cabo Soúnio, se dirigían con decisión hacia la capital de los atenienses. Sorprendidos por la hazaña de los griegos que, a pesar de que acababan de librar una batalla, se habían anticipado a su movimiento, desestimaron finalmente realizar el desembarco.
Envuelta en la leyenda, la carrera de Maratón ha quedado inmortalizada, trascendiendo hasta convertirse en la prueba de referencia de todos los corredores de fondo. Hoy día se organizan múltiples maratones por medio mundo que congregan a miles de corredores, además de los retos atléticos, entre los que destaca la prueba olímpica en que la que los participantes compiten corriendo una distancia de 42.195 metros en busca de la ansiada medalla.
En la actualidad, existe un recinto vallado a cuatro kilómetros del pueblo de Maratón, en cuyo interior se encuentra el túmulo bajo el que descansan las cenizas de los atenienses caídos en la batalla frente a los persas (196 efectivos, según Heródoto). Tiene unos 180 metros de circunferencia y aproximadamente cuatro de alto. El Museo de Maratón cuenta con varias piezas arqueológicas halladas en la zona, así como una colección de estatuas propiedad de Herodes Ático, importante político, orador y mecenas griego, quien era oriundo del lugar.
La carretera que atraviesa las marismas y zonas pantanosas camino de Maratón cuenta con varias tabernas tipo psistariá, esto es, especializadas en carnes a la brasa. Al llegar a la playa, dominan los locales cuya cocina se centra en mezedes (tapas) y platos basados en los productos del mar. El próximo embalse de Maratón, en su día la principal fuente de agua de Atenas, ofrece la posibilidad de relajarse en el elegante establecimiento que figura en lo alto, mientras se contempla la vista del paisaje, salpicada por la presencia de numerosas aves acuáticas.
De Maratón a Atenas, un total de 42.195 metros