El Peloponeso

Mani

 
Península de Mani, en el Peloponeso de la Grecia Continental
 

Península de Mani

Al oeste de Monemvasia, en el segundo brazo de tierra que se interna en el mar, se encuentra la región de Mani, dividida en Exo Mani (Mani Exterior) y Mesa Mani (Mani Interior). Es ésta una tierra dura, áspera, donde la vegetación va desapareciendo conforme viajamos al sur de la península, hasta reducirse únicamente a los resistentes olivos y chumberas.

 

Península de Mani, en el Peloponeso de la Grecia Continental
 

Un paraje de roca y mar donde las serpientes campan a sus anchas por los caminos en los calurosos días de verano. Un doble paisaje en el que lo árido de la tierra contrasta con las aguas marinas que baten en las costas. Hoy Mani aparece como un lugar semi despoblado, pero llegó a tener una gran relevancia histórica durante los siglos XIII al XV, con la llegada de los nobles exiliados de Bizancio. Éstos se organizaron en clanes y construyeron las casas torre, tan características de la zona. Las enemistades entre clanes abundaban y la región llegó a vivir un momento de guerras intestinas durante el que las familias se desangraban, matándose las unas a las otras, ante la mirada satisfecha de los otomanos, quienes alentaban estos odios para evitar sublevaciones. Pero en 1821 los clanes decidieron unirse bajo el mando de Petros Mavromijalis para luchar por la independencia de Grecia, liberando la cercana ciudad de Kalamata el 23 de marzo de ese mismo año.

 

Península de Mani, en el Peloponeso de la Grecia Continental
 

Realizar un recorrido por Mani es adentrarse en un túnel del tiempo que nos traslada a otro mundo. Un mundo que, al igual que se ha resistido a toda dominación extranjera a lo largo de su historia, aún hoy mantiene su identidad intacta frente a los modernos compases que marca nuestra era. Aquí y allá surgen pueblos en este estrecho pedazo de tierra griega. Pueblos erizados de torres, que parecen decirnos que el tiempo solo pasa para los hombres. Pueblos como el de Areópoli, que fue la casa del clan de los Mavromijalis, en el que podemos destacar las iglesias de Taxiárjis y la de Ágios Ioánnis; Lagia, famoso por sus canteras de mármol púrpura; Kardamili, dividido en una parte interior y otra costera y que cuenta con una factoría tradicional de aceite de oliva; Flomojori, cuyas torres son las más altas de la región; Kita, que fuera una de las villas más fuertemente fortificada durante la época de plenitud de la zona; Nea Ítilo; Langada; Stoupa; Kotronas; ... Y otros muchos pueblos, hasta llegar a Vathia, el más característico de la región, con sus tejados a dos aguas cubriendo las casas levantadas en un promontorio sobre el mar.

 

Península de Mani, en el Peloponeso de la Grecia Continental
 

Mani termina en el Cabo Ténaro, el punto más meridional de la Grecia continental. Y es que realmente parece que la Tierra acabara aquí. Los acantilados y playas aparecen como un último y solitario vestigio terrestre antes de rendirse a las aguas del inacabable mar Egeo. Ya en la mitología griega este lugar figuraba como una de las puertas de acceso al Hades, esto es, al mundo subterráneo. Los héroes Teseo y Pirítoo flanquearon la citada puerta del más allá con la intención de raptar a Perséfone y desposarla con el segundo. Por su parte, el célebre Heracles (Hércules) utilizó esta misma entrada para descender al inframundo y capturar a Cerbero, el temible can de tres cabezas que era guardián del Hades. También este lugar fue patria del argonauta Eufemo, hijo de Poseidón, a quien su padre había concedido el don de correr sobre las aguas sin que sus pies se hundieran en ellas. Y así, la cita mitológica se encuentra en permanente relación con el Cabo Ténaro, especialmente como puerta comunicante con el mundo de las almas. Uno se queda absorto, fascinado ante la fuerza del lugar. Quizás el mito griego no anda muy descaminado y éste es un enclave entre dos mundos, en una metáfora en la que la tierra represente el mundo material y el mar el mundo trascendente.

 

Península de Mani, en el Peloponeso de la Grecia Continental
 

En Mani podemos conocer las cuevas de Diros, en la localidad de Pirgos Dirou. Se trata de una serie de grutas marinas conectadas, por lo que el recorrido se ha de realizar en un bote cuyo barquero hace las veces de guía por el fantástico laberinto, donde los salones de piedra y agua han formado uno de los palacios más hermosos del planeta.

 

Península de Mani, en el Peloponeso de la Grecia Continental