El Peloponeso | Micenas

Mitología en Micenas

Cuando hablamos de los personajes míticos, cuyas sombras aún recorren las antiguas piedras de la fortaleza de Micenas, tenemos que hablar primeramente con su fundador, Perseo, después de Heracles, el héroe griego por excelencia y, finalmente, de la trágicamente famosa a la vez que maldita Casa de Atreo.

Perseo

Perseo

El fundador mítico de Micenas fue Perseo, hijo de Zeus y de Dánae. Perseo, tras el intercambio de tierras con su tío Megapentes, funda y amuralla Micenas con ayuda de los Cíclopes para establecer en ella su capital e inaugurar la dinastía de los perseidas. Después de Perseo, reyes de Micenas fueron sus hijos Electrión y Esténelo y después de éste su hijo Euristeo. Euristeo reinó en Micenas gracias a una treta de Hera la cual envió a Micenas a su hija Ilitía, diosa de los alumbramientos, para adelantar el nacimiento de Euristeo. Si éste lograba nacer antes de Heracles, otro perseida al que Zeus le habría otorgado el cetro de haber nacido antes, conseguiría el reino de Micenas. Ilitía, después de ir a Micenas, se dirigió a Tebas y consiguió retrasar el nacimiento de Heracles.

Heracles

Heracles

Heracles, después de matar al león de Nemea, pone rumbo a Micenas para presentar ante el rey Euristeo el cadáver del animal. El rey, temiendo la gigantesca fuerza del héroe, le ordena que, en lo sucesivo, se abstenga de entrar en la ciudad y se limite a presentar las pruebas de sus trabajos ante las puertas de la fortaleza. Y así hizo Heracles hasta completar sus 12 trabajos.

La Casa de Atreo

Casa de Atreo

Muerto Euristeo, un oráculo aconsejó a los micénicos que eligieran a un príncipe de la casa pelópida para que los gobernara. Llegaron a la Argólida Atreo y Tiestes, hijos de Pélope, rey de la Élide, e Hipodamía, que habían sido expulsados de su patria, Pisa, junto con su madre, como presuntos responsables de la muerte de su hermanastro Crisipo. Ambos compiten por el trono, y Tiestes- que con la ayuda de la esposa de Atreo se había hecho con un vellón de oro que éste guardaba en un cofre- propone que sea investido rey aquél que posea el famoso vellocino. Atreo, lógicamente, acepta y Tiestes es proclamado rey ante el estupor de su hermano. Zeus acude entonces en defensa de Atreo comunicándole que, para probar la impostura de Tiestes, le hará que consiga que el sol invierta su rumbo. Atreo, pues, hace jurar a su hermano que le cederá el trono si consigue obrar el prodigio de que el sol se ponga por Oriente.

Tiestes acepta y Zeus invirtiendo las leyes de la naturaleza consigue de este modo que el reino pase a manos de Atreo. Éste, una vez en el trono, expulsa de Micenas a su hermano, iniciándose entre ambos una profunda enemistad que habrá de arruinar por completo sus casas.

Enterado Atreo que su esposa Aérope había sido seducida por Tiestes para poder hacerse con el vellón de oro, degüella a los hijos de éste e invita a Tiestes a volver del exilio ofreciéndole la mitad del reino y fingiendo una reconciliación y, a su llegada, le sirve en un banquete la carne de sus hijos, reservando las extremidades para mostrárselas cuando ya se hubiera saciado. Tras el macabro banquete, Atreo destierra de nuevo a su hermano.

Tiestes acude a Sición con intención de poner en marcha los planes para vengarse de su hermano Atreo. Un oráculo le había señalado que sólo lograría su propósito engendrando un hijo con su propia hija. Así, llega a Sición, en donde su hija Pelopia participa en unos sacrificios en honor a Ártemis. La viola pero en el forcejeo, Pelopia le arrebata la espada. Entre tanto, otro oráculo revela a Atreo que sólo si hacía volver a Tiestes desde Sición libraría a Micenas de las desgracias que sobrevendrían después de la matanza de sus hijos.

Viaja para encontrarse con su hermano pero se encuentra casualmente con Pelopia de la que ignora su verdadera identidad. Se enamora de ella y se la lleva consigo a Micenas, pues para entonces ya había ejecutado a su mujer, Aérope. Aquí Pelopia da a luz al hijo que había engendrado sin saberlo con su propio padre. Tras el parto, Pelopia deja al niño expuesto en el monte.

Atreo, que suponía que el hijo era suyo y que Pelopia había sido invadida por la locura pasajera que sobreviene a algunas mujeres después del parto, recuperó al niño y, como unos pastores le habían amamantado con leche de cabra, le da por nombre Egisto “fuerza de cabra”.

Tiestes es apresado en Delfos por sus sobrinos Agamenón y Menelao quienes lo encontraron por casualidad cuando consultaba el oráculo sobre los planes de su venganza. Conducido a Micenas, Atreo dispone que sea ejecutado por Egisto que tenía entonces siete años de edad. Cuando éste desenvaina su espada para cumplir con la orden Tiestes la reconoce y le hace saber a Egisto que es hijo suyo.

Pelopia, tras confirmar con horror las palabras de Tiestes, se suicida con la funesta espada. Egisto extrae el arma del pecho de su madre y, obrando a favor de su verdadero padre, da muerte a Atreo y restituye a Tiestes en el trono de Micenas. Tindáreo, el rey de Esparta, marchó sobre Micenas y obligó a Tiestes, que se había refugiado en el altar de Hera, a legar el cetro a Agamenón y a partir hacia el destierro para no volver jamás.

Agamenón hizo primeramente la guerra contra Tántalo, rey de Pisa, al que mató en batalla y se casó después con su viuda Clitemnestra, hija de Leda y del rey Tindáreo de Esparta. Su hermano Menelao se casó con la hermana de Clitemnestra, Helena, y Tindáreo abdicó en su favor. Hijos de Clitemnestra y Agamenón fueron: Electra, Ifigenia, Crisótemis y Orestes. Parten Agamenón y Menelao a la guerra de Troya permaneciendo ausentes de su patria 10 años.

Clitemnestra se entera de que Agamenón ha tomado por concubina a la princesa Casandra, la profetisa hija de Príamo. Egisto, deseoso también de vengarse de la casa de Atreo, seduce a Clitemnestra y planea junto a ella la muerte de Agamenón. Y así, cuando Agamenón regresa de Troya es recibido por Clitemnestra quien ha organizado un banquete en su honor.

El rey se baña con intención de preparase para la celebración y cuando se dispone a salir del agua, Clitemnestra le cubre con una túnica sin abertura alguna y Agamenón, preso en el interior de dicha prenda es asesinado por Egisto a la vez que Clitemnestra le corta la cabeza con un hacha.

A continuación se desencadena una terrible matanza en la que pierden la vida la princesa troyana Casandra y los dos hijos gemelos que había tenido con Agamenón. Electra, tras la muerte de su padre saca a Orestes a escondidas de la ciudad. Orestes se cría en Crisa, en la corte del rey Estrofio, donde tiene por compañero de juegos a Pílades, el mismísimo hijo del rey.

Egisto, entre tanto, acompañado por Clitemnestra, había estado reinando en Micenas durante siete años. En el octavo año, Orestes llega en secreto a Micenas y ofrenda un mechón de su cabello a la memoria ultrajada de su padre. Electra, al hallar el mechón en el sepulcro comprende que una ofrenda así sólo puede provenir de Orestes y reconoce en el joven extranjero a su hermano.

Juntos traman el plan de su venganza. Orestes, haciéndose pasar por el heraldo del rey Estrofio, comunica a Clitemnestra la noticia de que el hijo de Agamenón ha muerto y solicita instrucciones sobre el lugar dónde han de ser depositadas sus cenizas.

Egisto, despreocupadamente entra en la sala y es abatido por la espada de Orestes. Clitemnestra, reconociendo aterrada a su hijo, implora compasión descubriéndose el pecho, pero es decapitada por el joven junto al cuerpo sin vida de su amante. Llegada la noche, tras el horrendo crimen, las Erinias se le aparecen a Orestes y desde ese momento le acosarán sin tregua. Orestes, una vez libre de la Erinias, se casaría con Hermíone, hija de Menelao y Helena, y engendraría con ella a su hijo Tisámeno.

A la muerte de Menelao, los lacedemonios reclamarían a Orestes como legítimo heredero.